Respuesta a un autor: Lev Manovich
El autor principalmente hace una crítica al uso que se le da hoy en día a los proyectos de e media y data-art y su arbitrariedad, aludiendo al constante impulso racional de les creadores de simplificar, reducir y darle un sentido específico, que les lleva a trivializar esta compleja y diversa realidad, invadida y supeditada por procesos y fuerzas fuera de nuestro control y entendimiento.
Manovich afirma que el papel de la data-art es "mapear" y materializar esos fenómenos de carácter irrepresentable en algo escala a la percepción humana, algo tangible y visual, sin suprimir su trascendencia y su potencial ilustrativo y experimental.
Por otro lado, destaca que el reto más importante que tiene el data-art, es representar la experiencia personal y subjetiva de un individuo viviendo en una sociedad inmersa y basada en los datos, sin olvidar el poder único que tiene el arte de retratar la subjetividad humana.
Trae al debate sobre una noción mucho más profunda del propósito del data-art que puede ser bastante controversial para los seguidores de Tufte que sostienen que el propósito de la representación de datos va ligado con la utilidad, la practicidad y la eficacia a la hora de comunicar, pero a su vez puede complementar la idea que hace referencia al poder narrativo de la visualización de datos por medio del tiempo y el espacio, que es capaz de recrear y explorar dimensiones no percibidas por los observadores. Por otro lado, su concepción de la búsqueda de la representación de la subjetividad puede reforzar los formatos y nociones de visualización de datos ilustradas por Lupi y Posavec en Dear Data que van ligadas con lo cotidiano y lo afectivo.
Es claro que Manovich, plantea varias ideas que rescatan y afianzan cosas de distintas interpretaciones de la visualización de datos, pero principalmente en lo que él se destaca es en abordar una visión transversal del rol de los artistas en la visualización de los datos y su compromiso con la materialización y representación de los fenómenos más grandes hasta los más íntimos, en esta era contemporánea inmersa en lo digital.
Andrés Feipe Carrascal Salcedo
